lunes, 18 de febrero de 2008

El culo de Dios

Dios creando las plantas

Esta imagen, rondó mucho tiempo por mi cabeza generando un sinnúmero de conjeturas de su posible significado ya que no escuché a ninguno de los entendidos y expertos en pinturas algún análisis o comentario acerca de esta enigmática figura que se ubica en lo alto de la bóveda de la Capilla Sixtina, obra del genial hombre renacentista Miguel Angel que hizo por encargo del Papa Julio II.

En la bóveda, rodeada de pechinas y enjutas, se describen los episodios del génesis y en el que corresponde al tercer día, la creacion de las plantas, se ve a Dios de espaldas mostrando el culo. Que recuerde no hay otra pintura que muestre a Dios con el culo expuesto y mucho menos dentro una iglesia, lo que podría ofender a muchos fieles tan suceptibles a estos temas (hay que recordar los concilios posteriores a la recopilación de la Biblia donde se debatía la existencia del culo en los ángeles o si Jesucristo alguna vez defecó). Esto me causo mucha curiosidad y solo pude atribuir dicho acto a la ya famosa irascibilidad y misantropía de Miguel Angel. Asumí dicha pintura como aun acto de rebeldía oculta en un magno trabajo.

Craso error. Hace algunos viernes en el programa cultural La función de la palabra conducido por Marco Aurelio Denegri, este explicó que esta curiosa pintura evadida por muchos expertos y libros de arte que tocan el tema de la Capilla Sixtina en su tiempo no causaba escándalo alguno porque la desnudez de Dios en aquella pintura tenía un carácter apotropaico que servía para alejar la maleficencia.

Según la real academia de la Lengua española apotropaico es: Dicho de un rito, de un sacrificio, de una fórmula, etc.: Que, por su carácter mágico, se cree que aleja el mal o propicia el bien. En el renacimiento, época en la que se realizó los frescos en la Capilla Sixtina, era común observar a las personas llevar consigo como amuletos, colgados del cuello o escondidos en los bolsillos, pequeños penes erectos forjados en metal. También en aquella época era de creencia común que mostrar el culo junto con otras acciones escatológicas alejaba el mal augurio, el mal de ojo, hechizos, etc.

Denegri añadió que estas prácticas apotropaicas se llevan a cabo en todas las culturas desde tiempos inmemoriales, y comentó, de entre muchas, una anécdota poco conocida del padre del protestantismo Martín Lutero. En uno de sus escritos narra sus enfrentamientos con los demonios que venían a perturbar sus sueños y momentos de reflección, a lo cual Lutero recostado en su cama se volteaba, se bajaba el pantalón, mostraba su culo y dándose palmazos en las nalgas exclamaba “ven demonio que esto te voy a dar”con lo cual alejaba a los espectros.

También señaló que estas prácticas se extendieron hasta nuestros tiempos y razón no le falta. Eso se nota de manera patente y clara con sus características mágicas en los lugares donde la mano alienizante de la civilizacón no llegó. Por ejemplo, en las provincias alto andinas para alejar el mal clima que amenaza con destruir los sembríos los campesinos se bajan los pantalones y se levantan las polleras y muestran el culo al cielo para despejarla, esto también ocurre en las peleas donde se muestra el culo acompañado de insultos relacionados con la mierda. En las grandes ciudades estas prácticas tambien se conservan pero ya perdieron su relación con lo mágico. Denegri afirma que los diarios sensacionalistas que exhiben a vedettes mostrando el culo en primera página posee este caracter, también podemos ver que mostrar el culo como una especie de broma o chanza es una práctica difundida, donde lo apotropaico esta transfigurado.

Marco Aurelio denegri es una de las mentes intelectuales más apreciadas y respetadas en el perú, especialista en una gran cantidad de temas como la crítica literaria, sexología, poligrafía, gramática, etc. Tiene a su cargo un programa, único en su especie, en Televisión Nacional del Perú que se llama, como lo hemos dicho antes, La función de la palabra, que se transmite, lamentablemente, una vez por semana, los dias viernes a las 11:30 de la noche. Desde este humilde espacio invito a sintonizar este programa en donde se habla de todo un poco de manera oportuna e inteligente. Es una rareza entre tanta telebasura.
El amante menguante

lunes, 4 de febrero de 2008

Libro recomendado: Pensar el cine


Hace unos años asistí a un coloquio en la Universidad Católica llamada Cine y Filosofía organizada, si mi memoria no me falla, por la Facultad de Humanidades de dicha casa de estudios. Salvo por una ponencia del profesor Luis Bacigalupo (que hizo un análisis comparativo entre el trabajo que hizo San Agustín sobre la memoria y cómo concibe y presenta el cine esta facultad, para el que usó como ejemplo la película Amarcord) la experiencia de esos tres días de charlas no pudo ser más decepcionante. Y es que a estas alturas escuchar conclusiones, que fue las que escuché reiteradamente en este triste coloquio, como que el cine no es arte menor resulta casi un insulto a la inteligencia. Tuve la impresión que estos intelectuales no habían leído a Bergson, Eisenstein, Bazin, Delleuze o Metz, autores ineludibles si se quiere hablar del cine con seriedad. Estoy casi convencido de que no oí el nombre de estos intelectuales en los tres días de coloquio.

¡Qué diferencia con el seminario organizado por el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas dependiente de la Universidad de Buenos Aires en Argentina! Esta actividad llamada Cine y Filosofía y Pensar el cine quedó registrada por el libro Pensar el cine que consta en dos volúmenes, el primero llamado Imagen, ética y filosofía y el segundo Cuerpo, temporalidad y nuevas tecnologías. Aquí les trascribo parte un párrafo de la ponencia del pensador francés Alan Badiou, un ilustre invitado del coloquio, llamada El cine como experimentación filosófica y que se encuentra en el volumen 1:

“Vamos a hablar de cine y de filosofía. Quisiera empezar diciendo lo siguiente: el cine mantiene relaciones muy particulares con la filosofía. Me parece que podemos decir que el cine es una experiencia filosófica. Entonces tenemos dos problemas. En primer lugar, como la filosofía mira al cine y, en segundo, como el cine transforma la filosofía. No es una relación de conocimiento: no se trata de decir que la filosofía reflexiona sobre el cine y que lo conoce. Es una relación viva, concreta; es una relación de transformación. El cine transforma la filosofía, es decir, que el cine transforma la noción misma de idea. En el fondo, el cine es la creación de nuevas ideas sobre lo que es una idea.” Este extracto supera en calidad a todo el coloquio organizado por la Universidad Católica. Y no estamos haciendo una comparación injusta: no se trata de un seminario realizada por una universidad europea sino sudamericana. Esperamos pues, que en el futuro, la Universidad Católica trate con seriedad sus actividades culturales.

El libro es del 2004 y la editorial es Ediciones Manantial. Ambos volúmenes se pueden encontrar en las librerías de la capital. Pensar el cine es un libro estimulante y enriquecedor, tanto para los interesados en el cine y la filosofía. Hay puntos de vistas novedosos, valiosos aportes al estudio cinematográfico y relecturas a Delleuze y Metz, entre otros. En el libro también hay textos de M.C. Rodríguez, Eduardo A. Russo, Harun Farocki (notable documentalista checo), Vilém Flusser, Jacques Rancière, Gustavo Aprea, Eduardo Grüner, etc. Les recomiendo que lean este libro, en especial a los expositores de aquel infame coloquio, para que no hagan papelones en el futuro.

Caeiro