lunes, 20 de julio de 2009

La Nueva Caverna



Podemos afirmar, que hoy vivimos un mundo que privilegia la reproducción que la realidad misma. Es un fenómeno que, al igual que el de la posmodernidad, es alentado y propiciado por los medios de comunicación masivo. Y no por medio de una oscura y malévola conspiración empresarial para que sus negocios rindan mayores beneficios económicos; se trata en realidad de una consecuencia casi inevitable. Como dijo Vattimo, los mass media fragmentaron la realidad al transmitir un sinnúmero de discursos, las cuales a su vez adquirieron cierta legitimación al aparecer en ellos. Esto propicio el fenómeno posmoderno y dio la estocada final a los grandes discursos de antaño y el proyecto único de historia.

Podemos decir algo similar con la adoración que millones de personas profesan a la imagen, que es una reproducción muy fiel y mimética de la realidad. En nuestros tiempos, ser reproducido a través de la imagen proporciona mayor realidad, que es lo opuesto a lo que proponía Platón que decía que la idea está por encima de todo, que es esta la que tiene mayor verdad, por encima del mundo fenoménico y de su respectiva copia. Si partimos de esta premisa, podemos explicar el ansia de mucha gente de aparecer en televisión, ya sea en programas concursos, realitys, entre otros, cada vez sin menos exigencias. El público común, sin aptitudes para la música, actuación u otros era vetado en antaño. Hoy aparece sin ningún problema, muchas veces exhibiendo sin pudor su ignorancia o miserias. Como dice un dicho reciente, No importa que hablen mal o bien de mí, lo que importa es que hablen. En Sunset Boulevard, el personaje interpretado por Gloria Swanson

vive obsesionada con su imagen en la pantalla grande.


Solo la reproducción o imagen de la persona puede ser admirada por las masas ya que esta puede estar en varios lugares al mismo tiempo, esta puede manipularse y conservarse. Esto permite que la popularidad crezca rápidamente. ¿En cuantos días la inglesa Susan Boyle se hizo famosa a nivel mundial? Preguntémonos el tiempo que tomaron en ser conocidos mundialmente figuras públicas de comienzos del siglo XX, cuando los medios de comunicación masiva estaban formándose. Para bien o para mal, la televisión, el cine, la Internet, los periódicos, entre otros, nos crean imágenes dispuestas a ser adoradas por el gran público. Eso no estaría mal si es que le damos a este fenómeno un lugar secundario en nuestras vidas. Nuestro cerebro y espíritu requieren de ideas para poder sentir con plenitud la existencia humana. No debemos vivir adormecidos como esclavos en un caverna viviendo de sombras, así sea esta la esbelta figura de una actriz díscola.


Caeiro



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