sábado, 15 de agosto de 2009

Isabelle Huppert

Hoy, sábado 15 de agosto, pude ver en persona a mi actriz favorita: Isabelle Huppert. Y este hecho se debió gracias al Festival de Cine Latinoamericano organizado por la Universidad Católica del Perú. Nunca he sido demasiado complaciente con este certamen que se realiza anualmente desde hace más de una década, ya que la calidad de los filmes que compiten en la sección oficial siempre me pareció, salvo excepciones notables, mediocre. Pero el esfuerzo por traer a una actriz tan notable como la Huppert es quizá uno de sus mayores aciertos en todos estos años.

Francia es uno de los países que más importancia le da a su cine y eso se refleja en la calidad de sus filmes, que a lo largo de los años ha arrojado títulos notables. Es la tierra de Carné, Renoir, Bresson, Godard, Resnais, Rohmer, Dumont y un largo etcétera. Y en esa tradición rica y heterogénea, el nombre de Isabelle Huppert se inscribe con letras mayúsculas: es, sin duda alguna, la imagen femenina del cina galo actual, a pesar de que su carrera cinematográfica se inició hace más de 30 años.

La Huppert es en mi opinión la mejor actriz del momento, superior a algunas divas anglosajonas que gozan de una fama mayor, como Meryl Streep o la recientemente ganadora al Oscar Hellen Mirren. No es que menosprecie a estas actrices, que son notables, pero ciertamente el desenvolvimiento de la Huppert frente a cámaras me parece más cinematográfico. Tanto a Streep como a Mirren las puedo imaginar en el teatro mientras actúan, a la Huppert no, a pesar de que la francesa también hace teatro. Pero además, hay un rasgo notable en la Huppert, y es que hay cierta carga intelectual en sus interpretaciones, la que no la aleja en lo absoluto de su condición plenamente cinematográfica. Se le ha llamado, sin error, como una actriz intelectual, pero esto no se debe a que escoja personajes con capacidades cognoscitivas superior al promedio, sino que hay una comprensión ciertamente intelectual que supera al esquema emocional del personaje, y que se ve reflejado en pantalla. No siempre ha pasado esto, por ejemplo con su personaje de Ella en la gran película de Cimino llamado La Puerta del Cielo, que no se presta a esa construcción "huppertiana", el cual se ha ido construyendo con los pasos de los años.

A pesar de estar muy entrada en sus 5 décadas, la
Huppert es una mujer muy atractiva, a pesar de proyectar cierta frialdad y seriedad. Es una mujer muy inteligente, cosa que se puede deducir en su elección de guiones, y de su trabajo con prestigiosos directores, como Chabrol, Pialat, Godard, Haneke y otros. Además es una actriz que no tiene una concepción idealizada de su arte y, en el diálogo con el público que brindó hoy gracias al Festival de Cine de Lima que me permitió conocerla, trato de aterrizarlo en un ámbito más mundano. Para ella, los personajes que interpreta desaparecen una vez concluida la grabación y no queda vestigio de ellos en su vida personal. Esta opinión no fue aceptada por el público que quizá tenía un concepto más romántico de la actuación, por lo que se le hizo la misma pregunta hasta en tres ocasiones esperando que la francesa diga los que el público esperaba. Ella dijo al final: "Je suis très insensible", es decir "Soy muy insensible". Una grande.

Caeiro


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